Su caparazón no debe tener no agujeros, tampoco debe tener miembros arrancados, se permite que tengan deterioradas las antenas ya son muy frágiles.
Las hembras se consideran más ventajosas y se reconocen por unas palmas destinadas a retener los huevos bajo el abdomen.
Como todos los crustáceos, la langosta fresca se pone a cocer viva. Su carne es fina, compacta, blanca y delicada y aunque tiene un sabor menos acentuado que la del bogavante, sirve para las mismas preparaciones. Se recomiendan las que son picantes, salteada y flameada, con salsa al curry, asada a la parrilla y servida con mantequilla de albahaca o cocinada con coñac por ejemplo.
Como preparaciones curiosas saber que en Cataluña se cocina con chocolate y que en China la hacen al jengibre (en trozos descortezados y fritos en aceite de sésamo con cebollas, cebolletas y jengibre fresco).
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